El Sevilla, con el temor de que las quejas arbitrales del Real Madrid tras el clásico le pudieran afectar y sin los lesionados Carriço, Cristóforo y Cheryshev, más la baja de última hora de Diogo, salió con Reyes, Rakitic y Marko Marin como tridente ofensivo, y arriba Bacca, su estilete.

Con los de Unai Emery más precavidos y el Madrid llegando fácil, la primera opción fue un tiro a los 50 segundos de Fazio, pero los de Chamartín pronto hallaron una autopista hasta Beto.