Hablar del estadio Maracaná en Río de Janeiro es hablar de la historia del fútbol mundial, pero hay dos hechos que han remecido los cimientos del deporte más popular del mundo y que ocurrieron en ese mítico recinto brasileño.

Uno de ellos es harto conocido: el “Maracanazo” en la que Brasil perdió el título mundial en 1950 ante una Uruguay que supo remontar y salir vivo de un estadio que tenía 200 mil hinchas locales. Pero este tema no vamos a tocar.

Hay otro hecho histórico que ocurrió en ese estadio y que no trata de la gloria de un país y de la derrota de otro. Todo lo contrario. Es sobre la vergüenza, la deshonestidad y la fuerte sanción que recibió el infractor y que arrastró a ello a su selección.

Un 3 de setiembre de 1989, las selecciones de Brasil y Chile se enfrentaban en el estadio Maracaná. El ganador clasificaba al Mundial Italia 1990. Tras un primer tiempo en blanco, el gran Careca abrió la cuenta a poco de comenzado el segundo tiempo.

La tribuna donde se ubicada el arquero chileno Roberto Rojas, el “Cóndor”, empezó a prender bengalas, algunas caían al campo de juego. Una de ellas, a los 67 minutos de juego, cayó muy cerca del golero mapocho y aprovechó ello para fingir que fue lastimado por ella. Los jugadores visitantes abandonaron el campo de juego y el partido se suspendió.

Pero luego se descubrió que todo era una farsa. La bengala nunca tocó a Rojas y se descubrió que este se había provocado una herida en la cabeza con una hoja de afeitar para agravar la situación del estadio y del local Brasil. El propósito era que el partido se reprograme en una cancha neutral.

El propio ‘Condor’ Rojas reconoció todo y las consecuencias de su acto fueron brutales: el arquero fue expulsado por la FIFA de la actividad profesional en el fútbol de por vida (recibió amnistía en el año 2000) y la selección chilena fue prohibida de participar en las Eliminatorias Mundial Estados Unidos 1994.

También fueron castigados altos dirigentes del fútbol chileno, entrenadores y hasta el médico de la selección roja. A este hecho se le conoció como el “Maracanazo 2”, “El Bangalazo” y “El Condorazo”, por el apodo del guardameta chileno.

Por cierto, la FIFA determinó que Brasil ganase el partido y clasificó al Mundial Italia 1990.

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