A los 65 minutos, cuando todavía el marcador señalaba 2-0 para el sobre el Wolfsburgo, un golpe de cabeza de , pegó en el palo y luego llegó a las manos del golero Diego Benaglio.

Los jueces de línea de ese sector no marcaron nada. El juez principal tampoco. Benaglio apuró la jugada y lanzó la pelota a campo rival. El rostro de Sergio Ramos, quien ya se alistaba a celebrar fue de desconcierto.

Igual, pocos minutos después, llegó la figura de Cristiano Ronaldo para calmar las aguas y poner el 3-0 que daba la clasificación de Real Madrid a las semifinales de la Champions League.