Las dudas que merodeaban la figura de Gareth Bale tras la derrota ante el Valencia en Mestalla las fulminó el galés conduciendo al Real Madrid a una esperada reacción tras dos reveses consecutivos, con un tanto de falta para enmarcar ante un Espanyol que nunca tuvo la opción de dañar al líder (3-0).

Llegaba tras una semana que le dejó marcado. Las quejas de Karim Benzema y Cristiano Ronaldo en Mestalla denunciaron su egoísmo y se sumaron en pocas horas a su ‘desaparición’ en el Vicente Calderón en la Copa del Rey, cuando debía ejercer de líder. Provocó que tuviese que aguantar algún silbido de la grada cuando salió enchufado ante el Espanyol. Convencido de que era un día señalado para brillar.

Así llegó una reacción obligada del Real Madrid, que aumenta distancia con sus perseguidores en la Liga, ya que Atlético de Madrid y Barcelona se enfrentarán y ahora afronta un ejercicio de automotivación para creerse que puede remontar dos tantos en Copa del Rey ante el conjunto de Diego Simeone. El bache de resultados tocó a su fin.