Terminó la pasada temporada con el aviso del paso del tiempo y la factura que siempre llega a un futbolista, aunque como Cristiano Ronaldo sea el ejemplo número uno de profesionalidad y vida perfecta para el entrenamiento, en cuentas pendientes por pagar en su rodilla al deseo de no parar nunca y jugar cada encuentro como si fuera el último.

Cristiano llegó a la final de Champions League lesionado y jugó. Acudió al Mundial Brasil 2014 mermado y se dejó el alma por Portugal. Provocó que el descanso vacacional fuese corto para el tiempo que necesitaba pero la llegada de la competición oficial y el primer título de la temporada le hizo de nuevo arriesgar por el Real Madrid. Con apenas 15 minutos de amistosos en sus piernas, salió ante el Sevilla en la Supercopa de Europa, marcó y guió a su equipo al primer título de la temporada.

Era un espejismo, días después en la Supercopa de España ante el Atlético de Madrid se vio obligado a parar en el descanso de la ida. Y escuchó a los que mejor le aconsejan para no viajar a San Sebastián ni acudir a la llamada de su selección. El Real Madrid fue goleado y Portugal perdió ante Albania en una de las derrotas más sonrojantes de su historia. Su importancia es vital pero esas tres semanas las aprovechó Cristiano para completar una particular pretemporada que necesitaba.

Desde su regreso ha marcado en todos los partidos. De penal a la Real Sociedad, en la goleada del estreno europeo al Basilea, un triplete al Deportivo La Coruña y cuatro al Elche. Asaltó el liderato de la clasificación de goleadores de la Liga, con nueve dianas, y fue la tercera vez que firmó un ‘poker’ de tantos tras lograrlo ante el Racing de Santander y el Sevilla.

El actual Balón de Oro quiere repetir galardón, consciente de la dificultad por el mal papel en el Mundial pero con argumentos sólidos en sus número de goles, la Bota de Oro compartida con Luis Suárez y su récord de tantos en la última edición de Champions League en la que fue pieza clave para la conquista de la Décima. De momento sigue asaltando la historia del fútbol español.

Nadie tuvo su promedio goleador. Los 186 tantos que ha logrado en 169 partidos son un registro inmejorable, de otra época, y tras superar a David Villa ya es el décimo goleador de la historia de la Liga empatado con otro madridista como Carlos Santillana que necesitó 461 partidos para lograr los mismos tantos. El portugués promedia 1,10 tantos por encuentro.

Y ya es el tercero máximo artillero del Real Madrid con tan solo dos leyendas por delante como Raúl González y Alfredo Di Stéfano. Con nuevas marcas como haber marcado en los trece últimos partidos de Liga del conjunto blanco en el Santiago Bernabéu de una máquina de hacer goles que nunca se sacia. Y siendo nuevamente la pieza clave para el resurgimiento del Real Madrid de *Carlo

Ancelotti*. A las derrotas ligueras, goleadas como solución con Cristiano como referente.