Una ley en Brasil que cuida los derechos de los discapacitados obliga a los estadios a destinar el 1% de su capacidad para las personas con alguna discapacidad, la misma en la que entrarían los obesos.

El fútbol, sobre todo en un país como Brasil donde se vive este deporte con mucha pasión, no distingue entre edades, nacionalidades, religiones y mucho menos, entre flacos y gordos.

Por ello, el estadio Maracaná cumplirá esa ley y colocará 120 asientos para las personas obesas, quien desde ya pueden separar sus boletos para no perderse sus partidos favoritos del Mundial 2014.