El Real Madrid puso fin a su glorioso 2014, en el que consiguió la Décima Copa de Europa, la Copa Mundial de Clubes, la Supercopa continental y la Copa del Rey, con una dura derrota en Dubai ante un Milan más intenso y eficaz.

El 2-4 es el reflejo de la diferencia entre un equipo que necesita reivindicarse, demostrar que no está tan hundido como puede parecer como el Milan y otro más relajado, más pendiente de los próximos compromisos, de enjundia, ante Valencia y Atlético de Madrid, como el Real, necesitado de minutos y de recobrar la forma tras el parón invernal.

Al contrario que el cuadro italiano, más concentrado y acertado, no lo pasó nada bien el Real Madrid en un duelo entre dos históricos que acumulan diecisiete Copas de Europa. Sin la tensión competitiva fue un equipo muy alejado del que encandila en los torneos oficiales.