El entrenador argentino sorprendió a los habitantes de la ciudad chilena de Antofagasta (norte), al visitar un campamento (asentamiento de chabolas), donde asistió a una actividad social y compartió con los pobladores, muchos de ellos inmigrantes.

El extécnico de la selección de Chile, a la que en tres años le cambió el rostro en una ciclo virtuoso que le acarreó la admiración eterna de los chilenos amantes del fútbol, se encontró en Antofagasta con el jesuita Felipe Berríos, un cura que ejerce su vocación entre los pobres y comparte con ellos su vida cotidiana.

La actividad principal la desarrolló Marcelo Bielsa en el campamento “Luz Divina”, situado en el sector de La Chimba, de Antofagasta, habitado por varios centenares de familias, muchas de ellas de origen colombiano, boliviano o peruano.

Se trata de familias en situación de pobreza extrema, carentes de servicios básicos como agua potable o luz eléctrica, que acogieron con cariño al “Loco”, le hicieron obsequios y le prodigaron muestras de su cultura.

Bielsa entabló amistad con Felipe Berríos en 2010, especialmente tras el terremoto de 8,8 grados que devastó varias regiones del país austral el 27 de febrero de ese año, mientras lideraba el proceso que llevó a la selección de Chile desde ser un mero participante a un competidor en el fútbol internacional.

Ese año, ambos visitaron la ciudad de Constitución, en la sureña región del Maule, y otras localidades arrasadas por el sismo y un posterior tsunami que dejaron más de 520 muertos, un millón de damnificados y daños materiales cuantificados en 30.000 millones de dólares.

En el campamento antofagastino, el rosarino asistió a la ceremonia de titulación de uno de los cursos de capacitación laboral y perfeccionamiento que gestiona el jesuita Berríos en el Centro de Formación Técnica La Chimba.

En declaraciones que publica hoy el diario El Mercurio de Antofagasta, Berríos aseguró que la visita de Bielsa fue una sorpresa para todos, incluso para él, a tal punto que le regaló un barco tallado artesanalmente por él.

“Me emocionó tanto el gesto de Marcelo que se lo regalé, por esta sorpresa que nos dio, no tan solo a mí, sino a los estudiantes. Él quiso venir a apoyar con su presencia”, explicó.

“Yo no sabía que venía, me empecé a enterar por la prensa que estaba en Antofagasta. Somos amigos y le tengo mucha admiración”, añadió.

El habitualmente introvertido entrenador de fútbol se mostró afectuoso y amable con los pobladores, accediendo sin problemas a firmarles autógrafos y fotografiarse con ellos.

Además de su estancia en el campamento “Luz Divina”, Marcelo Bielsa visitó en Antofagasta un centro comercial y paseó por la costanera acompañado por Felipe Berríos, siemore asediado por admiradores a los que atendió también con gentileza.

Cercanos a Felipe Berríos señalaron que es probable que Bielsa permanezca un par de días más en Antofagasta.

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