Juego sucio. En el estadio Gigante de Arroyito disputaban un arduo partido Rosario Central y River Plate. De pronto un perro ingresó al campo de juego para defecar.

Se jugaban los 27 minutos del segundo tiempo y el perro no tuvo mejor idea que meterse al campo para hacer sus necesidades y sí que lo hizo.

Demoraron un buen rato en retirar al can. El rostro del entrenador local era de furia.