La muerte de cuatro personas, incluyendo a una mujer embarazada, y los 25 heridos en una estampida de hinchas que pretendían ingresar en el estadio de Tegucigalpa para la final del Clausura hondureño evoca otras tragedias ocurridas en los últimos 25 años en estadios de Latinoamérica.

La falta de rigor en la venta de entradas y contra la falsificación de las mismas, así como los fallos operativos de las autoridades para neutralizar el comportamiento temerario de fanáticos dentro de los graderíos, o evitar estampidas humanas como la ocurrida el domingo surgen como elementos comunes para explicar hechos luctuosos que vuelven a repetirse en citas multitudinarias.

El Estadio Nacional General Tiburcio Carías Andino, de la capital hondureña, puede acoger a 35.000 espectadores pero alcanzó la máxima capacidad de asistentes mientras en las afueras una multitud hacía filas para ingresar con sus respectivas entradas, informó el Cuerpo de Bomberos.

“Los lesionados sufrieron golpes o intoxicaciones por bombas de gases lacrimógenos que lanzó la policía”, así como potentes chorros de agua, informó el portavoz del hospital Escuela, Miguel Osorio, al comentar el estado de los heridos entre los que hay varios niños.

Los cuatro adultos “murieron de manera accidental al ser embestidos por la turba de aficionados que ingresaban de manera violenta por el portón”, explicó en un comunicado el Ministerio de Seguridad.

El Motagua, que se coronó campeón con una goleada por 3-0 al Honduras Progreso, manifestó en un comunicado que la sobreventa de entradas se registró por “falsificación” de boletos” horas antes de que el presidente del país, Juan Orlando Hernández, anunciara que los “cuerpos de investigación deben encontrar causas y tomar acciones”.

El 22 de agosto de 1993, en el estadio Monumental de Chile, en Santiago, 5 muertos y 40 heridos fue el saldo trágico que dejó el desprendimiento de una baranda de la que los fanáticos locales se habían colgado para seguir el partido amistoso entre el Colo Colo y el Real Madrid.

De vuelta a Centroamérica, la peor noche en el Estadio Mateo Flores, de Guatemala, cumplió 20 años, 7 meses y 12 días en coincidencia del hecho en Tegucigalpa.

Las selecciones de Guatemala y Costa Rica se alistaban para el partido de eliminatorias al Mundial de Francia’98 aquél 16 de octubre de 1996. Los visitantes habían llegado tarde y cuando comenzaron apresurados el calentamiento, advirtieron que algo terrible estaba por suceder.

Al final, 83 personas murieron y más de 200 resultaron heridas, a consecuencia de golpes severos y asfixia generados por la aglomeración de gente en las tribunas de un estadio con capacidad para 38.000 espectadores, pero que, según los cálculos oficiales de entonces, estaba abarrotado por 46.000.

La investigación oficial concluyó que 8.000 entradas falsas fueron vendidas para ese compromiso.

Hace nueve años y seis meses, el 25 de noviembre de 2007, en el estadio Fonte Nova de la ciudad brasileña Salvador, siete personas murieron y 40 más quedaron heridas como consecuencia del hundimiento de una tribuna durante el partido que marcaba el regreso del Bahía a la Serie B de la Liga contra el Vila Nova.

Hinchas que saltaban y gritaban “¡Vamos para la Serie B!”, vieron cómo se abrió el piso cuando transcurrían unos 35 minutos desde el pitido inicial.

Las víctimas cayeron desde unos 20 metros pero su infortunio no fue advertido por la mayoría de los 60.000 hinchas que había en el coliseo. El partido se jugó hasta el fin dado por el árbitro y con los minutos se fue conociendo la dimensión de lo ocurrido.

Tras este hecho el Fonte Nova cerró sus puertas y dio origen al renovado escenario que sirvió de teatro para el Mundial de fútbol de 2014.

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