Alemanes y austriacos disputaban un choque de preparación con miras al reinicio de sus respectivas ligas, cuando de pronto el partido se interrumpió por el ingreso de un impetuoso hincha.

No contento con haber ingresado al campo de juego, el aficionado tomó el balón y corrió por la cancha, sorteando a hasta dos miembros de seguridad que quedaron tendidos en el terreno de juego.

El hecho fue visto y causó cierta gracia tanto en los jugadores del Hamburgo como de los del Austria Vienna.