El partido entre el Beerschot-Wilrijk y el Ternesse sufrió una curiosa interrupción, ya que dos gallinas entraron al campo de juego y obligaron al árbitro a paralizar las acciones hasta que las retiren.

Según versiones de los asistentes al estadio, fue uno de los aficionados quien compró estas aves en un mercado cercano al recinto deportivo para luego soltarlas en las canchas.