En la rueda de prensa posterior al choque, que acabó 1-1, José Mourinho aseguró que había “una campaña para influir a los árbitros” en contra del Chelsea.

“Los medios de comunicación, comentaristas y otros directivos ejercen una presión sobre los árbitros. Hay una campaña contra el Chelsea. No sé por qué y no me importa”, dijo entonces José Mourinho.

Mourinho lamentó que el árbitro del choque, Anthony Taylor, no concediera un penal sobre Cesc Fábregas, quien vio la tarjeta amarilla por simular, después de haber sido zancadilleado por Matt Targett.

“Todo el mundo sabe que fue penal. El árbitro se equivocó. La gente comete errores y él cometió un gran error. Es un buen árbitro y un buen tipo; es joven, tiene años y años de fútbol por delante. Pero es un gran error”, aseguró Mourinho.

“En otros países en los que he trabajado esto sería noticia de portada”, agregó Mourinho, quien calificó la decisión del árbitro como un “escándalo absoluto”.

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