Las bajas del capitán Clint Dempsey, lesionado, y la de Jozy Altidore, suspendido, fueron menos notorias que las que tuvo México, que formó un equipo de circunstancias y con el único objetivo de cumplir el expediente y llevarse buenos millones de dólares.

Se calcula que por los ingresos de taquilla y patrocinadores, el partido, disputado la pasada noche en el Alamodome, de San Antonio (Texas), dejó más de 10 millones de dólares de ingresos.

Los goles de Estados Unidos fueron marcados en la segunda parte por el novato Jordan Morris y el colombo-estadounidense Juan Agudelo, fueron lo mejor del partido que presenciaron nada menos que 64.369 espectadores, un lleno que se registró en las gradas del Alamodome, nueva marca en la ciudad tejana para un partido en el que participa la selección Tricolor.

La anterior marca había sido de 54.313 espectadores que asistieron el año pasado para ver el partido entre Corea del Sur y México.

EFE