La carrera del escocés David Moyes parecía, hace no mucho, destinada al estrellato. Elegido personalmente por Sir Alex Ferguson para tomar las riendas del Manchester United tras su marcha, Moyes vive ahora, cuatro años después del sonado nombramiento, sus momentos más duros como entrenador, tras no poder evitar el descenso del Sunderland.

El 9 de mayo de 2013, Moyes (Glasgow, 1963) estampó su firma en un nuevo y lucrativo contrato de seis temporadas con el United. Tal era la fe que tenían en Old Trafford en el escocés que le ofrecieron un contrato de larga duración, algo inusual en el fútbol en el siglo XXI, con libertad para elegir a su cuerpo técnico y para reforzar la plantilla.

El técnico llegó a Mánchester después de más de una década de éxitos en el Everton, club al que transformó de arriba abajo y lo colocó entre los equipos a tener en cuenta en la Premier League, luchando por títulos y por los puestos europeos.

El paso de Goodison Park a Old Trafford no resultó tan exitoso como inicialmente previeron Sir Alex y la directiva del United, y el 22 de abril de 2014, con el club en séptima posición de la Premier y sin posibilidades de llegar a puestos de Champions League, Moyes fue destituido.

Pese al llamamiento que hicieron varias leyendas del United como David Beckham o Denis Law para que le dieran más tiempo, el preparador escocés abandonó el banquillo sólo 10 meses después de su llegada y fue reemplazado por su segundo, otro histórico del club, Ryan Giggs.

El caché de Moyes sufrió un golpe severo, aunque no definitivo. Pocos meses más tarde, la Real Sociedad se fijó en el técnico de Glasgow tras la marcha de Jagoba Arrasate y le ofreció un contrato de 18 meses.

La experiencia en La Liga tampoco fue fructífera y su etapa en San Sebastián terminó una año después de su llegada, el 9 de noviembre de 2015, tras un mal arranque de temporada. Para el recuerdo, la victoria en Anoeta sobre el Barcelona (1-0) y la expulsión frente al Villarreal en un partido en el que acabó comiendo patatas fritas con los aficionados.

Dos reveses en dos años para el entrenador llamado a convertirse en el nuevo Alex Ferguson no le quitaron el gusanillo del banquillo. Y aunque su regreso se hizo esperar, en julio de 2016 fue anunciado como nuevo técnico del Sunderland.

El conjunto del noreste de Inglaterra, que había coqueteado con el descenso las últimas temporadas, se fijó en Moyes tras la marcha de Sam Allardyce, nombrado nuevo seleccionador de Inglaterra.

Las recurrentes lesiones de algunos de los futbolistas llamados a liderar la pelea por la supervivencia Jan Kirchhoff, Lee Cattermole, Sebastian Larsson, Jordan Pickford, Victor Anichebe y Duncan Watmore, el mal rendimiento de los refuerzos Didier Ndong, Javier Manquillo, Donald Love, Papy Djilobodji, Jason Denayer o Joleon Lescott y la excesiva dependencia en Jermain Defoe 52% de los goles de su equipo son algunas de las causas de la caída de los ‘Black Cats’ a la Championship por primera vez en diez temporadas.

Al pobre rendimiento sobre el terreno de juego un triunfo desde el 17 de diciembre, se le unió además la polémica, puesto que Moyes fue pillado por las cámaras de televisión tras decirle a una periodista de la BBC que se estaba “poniendo pesada” y que tuviera cuidado, ya que “podría recibir una bofetada”.

Estos golpes, sin embargo, no han desanimado al técnico escocés, que ha insistido en que quiere continuar en el Stadium of Light para liderar el regreso del club a la Premier.

“Quiero asegurarme de que el Sunderland vuelve a la primera división. El trabajo más difícil es prepararnos bien. Acabamos de descender y no tenemos que pensar en ello muy rápido, aún hay tiempo, pero no tiendo ninguna duda de que el Sunderland volverá al lugar que se merece”, señaló Moyes. EFE