Diez años le han bastado al delantero portugués para alcanzar el estatus de leyenda con la camiseta de las “quinas”, donde lleva camino de romper todos los registros y erigirse en el mejor jugador del combinado nacional luso de la historia.

El hoy extremo del Real Madrid es el tercer futbolista con más partidos como internacional por Portugal (105) y su tercer máximo goleador (con 40 tantos), aunque está a punto de ascender a la segunda posición en ambas categorías.

Está a siete goles de cazar a Pauleta y a apenas a uno de igualar a Eusébio. Para alcanzar en partidos a Figo le restan 22 encuentros y solo cinco para hacer lo propio con Fernando Couto.

Cristiano Ronaldo (Funchal, 1985) debutó sin excesivo brillo en un amistoso frente a la débil Kazajistán (1-0) celebrado en Chaves (al norte de Portugal) en el que disputó toda la segunda mitad. Había sustituido al ya legendario Figo.

Pese a su discreto estreno, enseñó al brasileño Luis Felipe Scolari algunas de sus habilidades como extremo y dio pruebas de contar con una velocidad endiablada y una técnica depurada.

Una semana antes de ser convocado, Ronaldo fue transferido del Sporting de Lisboa al Manchester United por 17,5 millones de euros cuando apenas había disputado una docena de partidos como titular con los “leones”.

“Hace unos años preveíamos un gran talento, pero tal vez no imaginábamos que llegase a ser lo que es ahora y representase tanto para los clubes en los que jugó y para la selección de Portugal”, reconoció hace meses el hoy técnico del combinado nacional luso, Paulo Bento.

Acabó por hacerse con un sitio en el once que desde entonces no ha abandonado en la Eurocopa de 2004 disputada en Portugal, cuando fue considerado una de las principales revelaciones del campeonato.

En su memoria quedó grabada la derrota en la final frente a Grecia, una espina que todavía no ha podido quitarse debido a la sequía de títulos con su selección, con la que ha participado en tres Eurocopas y dos mundiales, aunque sin fortuna. EFE.