El fichaje del internacional uruguayo Diego Forlán por el Inter de Milán para las dos próximas temporadas ha puesto la guinda a un mercado de verano que, como viene ocurriendo en los últimos años en Italia ha llenado de acento español el ‘calcio’ .

Forlán, con 32 goles en cuatro temporadas vestido de rojiblanco, ha aterrizado en Milán como un verdadero héroe, a pesar de que, según los medios, el Inter solo ha tenido que pagar 5 millones de euros (7,2 millones de dólares) para hacerse con sus servicios.

Al mismo tiempo que se oficializaba el fichaje de Forlán, el Inter sorprendía a sus aficionados con la cesión por una temporada del argentino Mauro Zárate, hasta hoy en el Lazio, por el que ha pagado cerca de 3 millones de euros (4,2 millones de dólares).

Otra sorpresa de última hora ha sido el fichaje del centrocampista argentino del Real Madrid Fernando Gago por el Roma, que llega cedido una temporada.

La mayoría de las nuevas promesas llegan acompañadas de un pasaporte europeo que facilita su integración en la Primera División italiana, que limita fuertemente la presencia de futbolistas no pertenecientes a la Unión Europea en los clubes.

Es el caso del jovencísimo Erik Lamela, un argentino de 19 años con pasaporte español, que el pasado mes de julio se convirtió en uno de los fichajes más celebrados del Roma, que pagó cerca de 12 millones de euros (17,2 millones de dólares) al River Plate.

En la otra cara de la moneda, han sido bastante sonadas las salidas del camerunés Samuel Eto’o , que abandonó el club “interista” para fichar por el Anzhi ruso y convertirse en el futbolista mejor pagado del mundo, con 20 millones de euros (28,7) anuales, y el argentino Javier Pastore, cuyo traspaso desde el Palermo al París Saint-Germain rondó los 42 millones de euros (60,3).

El chileno Alexis Sánchez protagonizó otro de los culebrones del verano hasta que se concretó su fichaje por el Barcelona a cambio de cerca de 26 millones (37,3), que podrían llegar a 37,5 (52,5) si se cumplen los objetivos de los incentivos.