No fue un gran partido el que firmó el Barcelona contra el París Saint-Germain, pero para las estadísticas quedará que cuando más se le exigía al Barcelona, los jugadores arrimaron el hombro y lograron el primer triunfo en eliminatoria contra el PSG, el único triunfo hasta entonces lo había logrado en la final de la Recopa de 1997 (1-0, en Rotterdam).

Fue tal la vuelta de tuerca que dio al dibujo táctico Luis Enrique que llegó a enredar a los responsables de prensa de la UEFA, quienes situaron antes del partido a Pedro Rodríguez de lateral derecho en las hojas informativas que se reparten entre los informadores.

Nada de ello sucedió. El Barcelona anoche jugó sin ningún lateral al uso. Sí, Jeremy Mathieu, excepto la temporada pasada que despuntó en el Valencia en el eje defensivo, ha sido lateral toda su carrera, pero en el Barcelona ha sido utilizado siempre como central, excepto el aciago día del Santiago Bernabéu, donde salió de lateral, ante la extrañeza del francés, que le afeó después Luis Enrique en la sala de prensa por mostrar asombro por la nueva ubicación.

Marc Bartra, que días antes había dicho que estaría encantado de jugar de lateral, posición que en alguna contada ocasión ha defendido, finamente fue con Mathieu el elegido para ocupar una de las bandas en la defensa, después de que Luis Enrique no pudiese contar con Dani Alves por sanción, y se ventilase de un plumazo a especialistas en estas ubicaciones, como Adriano y Jordi Alba, que estuvieron en el banquillo, y Douglas y Martín Montoya, que no fueron ni convocados.

De esta forma, Luis Enrique rizaba el rizo en defensa y sacó tres centrales, a dos jugadores de contención delante de ellos, como son Javier Mascherano y Sergio Busquets, y dos futbolistas con vocación de crear juego (Andrés Iniesta y Lionel Messi), además un tridente arriba ensanchando lo más posible el campo (Pedro, Luis Suárez y Neymar).

La idea en la pizarra de Luis Enrique no era nueva, atendiendo a que muchas veces Busquets ha retrasado su posición para colarse entre los centrales y los laterales han sido de largo recorrido, incluso jugando de extremos, mientras que estos han tendido a ir hacia el centro para amontonar jugadores por el centro del ataque.

Pero lo de anoche fue literalmente prescindir de laterales, frente a un equipo que, como ya demostró en la ida, es capaz de hacer mucho daño por la banda derecha, por donde Lucas Moura, en París ante Alba, y anoche con Mathieu, hizo lo que quiso.

El dibujo de la pizarra y lo que propuso en el campo el Barcelona quizá no se pareció mucho, pero la idea de Luis Enrique quedó patente, y no es otra que la de no ser previsible, como así defendió en el día de su presentación, ya que su aspiración pasa por dotar al equipo de herramientas para que el rival no se encuentre en un partido placentero en el que echa las líneas atrás y el Barça se embotella sin encontrar soluciones.

Lo que más llamó la atención, además del dibujo, fue que nuevamente, para un nuevo partido grande, Ivan Rakitic desapareció de los planes de Luis Enrique. Pasó en Madrid y Valencia, aunque anoche, cuando el fútbol de Barcelona empezó a ser espeso, el croata y Xavi Hernández saltaron al campo y el equipo catalán encontró más orden y pausa, especialmente la que le otorga la magia que aún conserva el capitán barcelonista.

Después del tropiezo contra el Celta de Vigo en el Camp Nou (0-1), en el Barcelona se instaló un gran interrogante acerca de si Luis Enrique sabía lo que se llevaba entre manos. Las selecciones frenaron la competición, y a pesar de que no pudo trabajar con los suyos por el éxodo de internacionales, el Barcelona inició una senda de exámenes casi al límite que ha ido superando con nota, bien por las actuaciones futbolísticas como por los resultados.

El resumen desde el último parón ha sido que el Barça lo ha ganado todo, ha mejorado su juego, Luis Enrique ha movido ficha y ha exhibido sus cartas, el Barcelona ha logrado clasificarse en primer posición del grupo y llegará a final del año con una imagen mejorada, una situación que hace unas semanas muchos dudaban que pudiese alcanzar. Messi, Neymar y Luis Suárez marcan, y el Barcelonaparece vivir en paz.

En Nyon conocerá a su rival en octavos de final de la Champions League, donde hay rivales potenciales de todos los gustos (Manchester City, Juventus, Arsenal, Bayer Leverkusen, Basilea, Shakhtar Donetsk y Schalke 04).

Cualquier que le toque resultará un choque exigente, pero no más que si hubiese acabado en segunda posición anoche, con la posibilidad de quedar emparejado con el Chelsea o Bayern Munich, rivales que por los entrenadores que tienen (Jose Mourinho y Pep Guardiola, respectivamente), hubiesen generado demasiada distracción en el equipo y entorno culé durante unos meses.