El sentido colectivo y un plan efectivo acercaron al Atlético de Madrid a los cuartos de la final de la Copa del Rey con una victoria por 2-0 sobre el Real Madrid, contra las cuerdas a la espera de la vuelta en el Santiago Bernabéu y anulado en ataque por la firmeza de un impenetrable equipo ‘rojiblanco’.

Nadie quiso riesgos ni nadie se fió de su rival. Todo estaba planificado a 180 minutos, entre la ida del Calderón y la vuelta de dentro de ocho días en el Santiago Bernabéu. Por el Atlético de Madrid, compacto en defensa y largo, rápido y vertical a la contra, y por el Real Madrid, dominador sin profundidad, casi siempre en horizontal.

Todo el primer tiempo se movió en esos parámetros, agitados por momentos por alguna arrancada del francés Antoine Griezmann o Fernando Torres, por alguna internada por banda del equipo blanco y por las acciones a balón parado, como la primera del Real Madrid, con testarazo de Sergio Ramos y respuesta fenomenal de Jan Oblak.