Y lo tenía bien merecido. Fue su cuarto balón de oro personal. Le ganó a Cristiano Ronaldo y a su propio compañero de equipo Andrés Iniesta en la premiación en Zúrich.

Antes de abordar el avión, Messi recibió el cariño de los hinchas, quienes le rogaron por autógrafos y fotos. El argentino se dio tiempo para atenderlos y saludarlos.

Ya en el avión, se abrió una botella de champán y el brindis no se hizo esperar.