Un 24 de agosto de 1963, Alfredo Di Stefano, uno de los más grandes futbolistas de la historia que acaba de fallecer este lunes a los 88 años de edad, pasó el mayor susto de su vida. Fue secuestrado por una guerrilla en Caracas.

Real Madrid fue a la capital de Venezuela a disputar un torneo similar a un mini mundial de clubes, con el Porto y el Sao Paulo.

Tras ganar su primer partido al Porto (2-1), Di Stefano termina con dolores en la espalda y no juega el segundo duelo que los españoles pierden por 2-1 ante Sao Paulo. En ese duelo hubo un tiroteo que provocó heridos en las tribunas. Todo, por el momento crítico, políticamente hablando, que vivía el país sudamericano.

A las 6:30 de la mañana del sábado 24 de agosto, cuando estaba descansando en su hotel, lo mandan a llamar dos supuestos policías. Di Stéfano no hace caso, por lo que estos deciden ir hasta su dormitorio y tocarle la puerta.

Al abrir la puerta, los presuntos policías le dicen al jugador madridista que debía acompañarlos a la comisaría para una inspección de rutina. Di Stéfano les dice que tiene que avisar a los encargados de la delegación, pero no se lo permiten y se lo llevan.

Una vez abajo, lo meten a un coche y le informan que estaba secuestrado. Le vendan los ojos y le ponen lentes oscuros. Se lo llevan por varios puntos de la ciudad y finalmente se quedan en un departamento por el centro de Caracas.

Los secuestradores le aseguran que no le harán daño. Tampoco querían dinero. Eran miembros de una guerrilla u organización subversiva, llamada Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN).

Estos llaman al hotel del Real Madrid que Alfredo Di Stéfano había sido secuestrado, que no le harán ningún daño y que solo buscan hacerse de mucha publicidad, tras lo cual sería liberado.

Mientras la policía peinaba la ciudad, deciden soltarlo el lunes 26, a unas diez cuadras de la embajada de España, a donde el resto de los jugadores del Real Madrid fueron llevados, pero donde solo estuvieron un día.

Di Stéfano, al bajar del auto que lo liberaba, corrió y tomó un taxi y llegó a la embajada española, pero tardaron en abrirle la puerta, pues había llegado pasadas las 2 de la tarde y la atención era solo hasta las 2:00 pm.

La mujer que cuidaba la sede diplomática le abrió la puerta de mala gana, pero lloró al ver que se trataba de Di Stéfano. Desde ahí llamaron al hotel del Real Madrid y comunicaron la noticia a todos en una conferencia de prensa.

En esa conferencia, y luego en el aeropuerto, el futbolista reconoció a algunos de sus secuestradores, pero prefirió no decir nada, pues lo único que quería era evitarse más problemas y regresar pronto a casa.

Obligaron a Di Stefano a jugar el otro partido del torneo, pero lo hizo mal, pues había sido mal alimentado en sus días de secuestro, solo había comido pan con salchichas. El campeón, al final, fue Sao Paulo.

A su regreso a España fue recibido como un héroe.