Apodado “La Saeta Rubia”, el hispanoargentino no sólo fue el inventor del denominado “futbolista total”, sino que también marcó la frontera entre la “vieja” y la “nueva” forma de entender el “deporte rey”.

Su hacer tuvo momentos significativos dentro y fuera de los terrenos de juego; y no sólo en beneficio de su club, el Real Madrid, del que fue jugador, entrenador y presidente de honor. También era admirado, querido y respetado por sus rivales, sus compañeros de profesión y discípulos. Y protagonista de infinidad de anécdotas.

Una de ellas ocurrió junto al italoargentino Omar Sivori, fallecido hace años y con quien Di Stéfano mantenía una relación de “amor-odio”.

El “cabezón”, como era apodado Sívori, gran amigo de Di Stéfano y también genial, contaba esta anécdota cuando quería remarcar la importancia y personalidad que en el mundo del fútbol había tenido “La Saeta Rubia”.

La anécdota, según relató hace años Sivori en Turín, además, tuvo lugar en la que era primera eliminatoria en competición oficial europea que enfrentó a ambos equipos: vuelta de los cuartos de final de la VII Copa de Europa, temporada 1961-62.