La que comienza este viernes en Estados Unidos se presenta como la más igualada de la historia del torneo, con la presencia de algunas de las selecciones más potentes del mundo y de jugadores de primer nivel internacional.

Con la de este año, la Copa América alcanza su 45 edición desde la disputa del torneo inicial en 1916 en Argentina. Además, por primera vez se juega con la participación de dieciséis selecciones y fuera de Sudamérica, lo que le convierte en una fiesta del fútbol de todo el continente.

Aunque el torneo va a contar con la ausencia de algunas estrellas mundiales como el brasileño Neymar o el costarricense Keylor Navas y estará a la espera de la recuperación del uruguayo Luis Suárez, no van a faltar los mejores de cada país que conformarán un grupo de figuras de primer nivel encabezado por el argentino Leo Messi.

La historia marca a Uruguay, Argentina y Brasil como los favoritos para levantar el trofeo, ya que entre las tres acumulan 37 ediciones ganadas, con quince para los uruguayos, catorce para los argentinos y ocho para los brasileños.

Es cierto que se presentan como grandes aspirantes, pero el escenario de la Copa del Centenario es completamente diferente al de ediciones anteriores y el abanico de aspirantes a levantarla se amplia considerablemente.

Chile llega avalado por la condición de campeón vigente tras el trofeo levantado hace un año cuando actuó como anfitrión, argumento que va a esgrimir Estados Unidos para tratar de hacerse con el trofeo en la primera ocasión en la que lo va a disputar como local.

Equipos que saben lo que es haberlo conseguido como Perú, Paraguay, Bolivia o Colombia viajan, con independencia de su momento específico de juego, con el sueño de repetir entorchado y los que no lo han obtenido tienen en una competición que esperan abierta una oportunidad de estrenarse.

Las selecciones sudamericanas de Ecuador y Venezuela son las que están en este caso y también México, histórica máxima potencia de la Concacaf, y que como invitada en ediciones anteriores de la Copa ha alcanzado dos subcameponatos.

Del 3 al 26 de junio selecciones como Costa Rica, que ya sabe lo que es disputar este torneo, así como Panamá, Jamaica y Haití tratarán de estar al máximo nivel.

Más allá de este análisis realizado a partir de la historia, Brasil y Argentina están llamados, como casi siempre que compiten, a tratar de levantar la Copa, ya que acumulan algunas urgencias en este capítulo.

Brasil se impuso por última vez en 2007 en Venezuela, mientras que Argentina no gana la Copa América desde la edición que se disputó en Ecuador en 1993. Desde entonces, los brasileños han ganado cuatro las últimas ocho ediciones de la competición.

En Argentina a la urgencia de ganar un torneo internacional se une la necesidad que tiene Leo Messi de levantar una copa con el equipo de su país, algo que no ha conseguido a diferencia de los numerosos trofeos obtenidos a nivel individual y con su club, el FC Barcelona.

La competición está divivida en cuatro grupos de cuatro equipos de los que los dos primeros acceden directamente a cuartos de final. En el Grupo A están Estados Unidos, Colombia, Costa Rica y Paraguay, todos ellos con argumentos para estar en la siguiente fase, por lo que el mínimo torpiezo puede ser determinante.

Brasil parte como favorito en el Grupo B siempre y cuando no ofrezca alguna de las malas versiones que ha mostrado últimamente, con Ecuador y Perú como aspirante a la segunda posición del grupo en el que Haití tratará de no ser simplemente un equipo comparsa.

A priori, los dos grandes aspirantes a clasificarse en el Grupo C son México y Uruguay, dado el momento que atraviesa la selección venezolana y lo que mostró Jamaica en la Copa de hace un año en Chile.

Finalmente, en el Grupo D, todo lo que no sea que Argentina y Chile estén en cuartos sería una gran sorpresa, aunque Bolivia y la debutante Panamá tratarán de hacerse un hueco en los cuartos de final. Alfonso Gil