En este sentido, de acuerdo con los investigadores del Instituto Human-Computer en Carnegie Mellon, las personas que se comunican con poca frecuencia en redes sociales, pero que leen los mensajes o status de sus amigos y miran sus imágenes, tienden a estar menos satisfechos con su propia vida, lo cual puede llevar a la depresión.

“Si las horas que pasas en Facebook las inviertes en ver estatus y fotos de los demás (especialmente fotos vacacionales), entonces la ciencia confirma que has entrado en una relación sadomasoquista semi-consensual con Facebook y necesitas romper el ciclo”, explica Hanna Krasnova, coautora del estudio “Facebook y la envidia”.

En Instagram “tienes claves más explícitas e implícitas de personas siendo felices, ricas y exitosas que en una actualización de estatus”, apunta.

“Una foto puede ser poderosa al provocar comparaciones sociales inmediatas, y puede detonar sentimientos de inferioridad”, refiere.

Luego de monitorear a un grupo de usuarios de las redes sociales, la especialista observó que las vacaciones o las actividades de ocio de los demás, eran las que causaban un mayor sentimiento de envidia; seguido de las interacciones sociales, como, por ejemplo, al ver que un amigo tuvo más deseos virtuales de cumpleaños que uno mismo.

Lo que sucede en las redes sociales es diferente a lo que ocurre en las relaciones cara a cara, donde la envidia es alimentada por el éxito, el talento y las posesiones de los demás.

No obstante, estos sentimientos estuvieron presentes en más del 30% de las personas que participaron en el estudio, por lo cual, los especialistas exhortan tanto a tener ciertos cuidados al momento de elegir sus “amigos” y qué fotos comparten en las redes sociales, así como privilegiar las relaciones en un ambiente real.

Fuente: Salud180.com