Si eres de las personas que suele ducharse con agua tibia todos los días en la mañanas para obtener más energía, ¿pero te pasa todo lo contrario? Esto sucede porque las duchas calientes hacen que el cuerpo se ponga en un estado de somnolencia.

En cambio la ducha fría tiene muchas consecuencias positivas, ya que aumenta la frecuencia cardíaca, contrae los músculos y envía sangre a los órganos vitales. Asimismo, ayuda a tener mayor tolerancia al estrés y a los resfriados e incluso para quemar grasas. Si después de todos estos beneficios no te convence, está el truco de los 90 segundos que debes conocer.

Bañarse

El truco es muy simple. Una vez que hayas terminado tu rutina de baño, pon el agua en la temperatura más fría posible y cuenta hasta 30 segundos, luego cambia al agua caliente y te mantienes otros 30 segundos, para finalizar permanece otros 30 segundos en agua fría. Sin duda este tip hará que te mantengas más activo. Además, este trucazo te ayudará a abrir tus capilares y aumentará el flujo sanguíneo.