El Centro de Investigación sobre el Desarrollo Humano de la Universidad de Concordia, en Montreal, Canadá, descubrió que tener un mejor amigo ayuda a afrontar experiencias negativas en los niños. Por el contrario, la ausencia de un mejor amigo aumenta el estrés y daña la autoestima.

Contar con un amigo en un evento desagradable tiene un impacto positivo en la mente y el cuerpo de un niño. Cuando un infante tiene algún conflicto se observa un aumento de cortisol, hormona que genera el estrés y una disminución en los sentimientos de autoestima.

El aumento excesivo de cortisol puede llevar a cambios fisiológicos significativos, incluso supresión inmune y una deficiencia ósea. El aumento de estrés hace que el desarrollo de un niño sea más lento.

Se encontró que el cortisol aumentaba y la autoestima disminuía cuando un niño tenía evento negativo. Sin embargo, cuando el mejor amigo estaba presente mientras ocurría el problema, los niveles de cortisol y los sentimientos de autoestima cambiaban menos.

Los investigadores además sugieren que las experiencias negativas en la infancia afectan a las personas cuando son adultas, lo que incluye tener baja autoestima.

Fuente: Salud 180