Aprendimos a pedir de forma equivocada, suplicamos, imploramos y rogamos a Dios para que nos de tal o cual cosa o nos haga un favor. Detrás de estas emociones hay miedo a que no nos llegue, no nos toque o no lo merezcamos.
La forma correcta de pedir es agradeciendo de antemano. De hecho, el agradecimiento, al igual que el entusiasmo, son las dos emociones más elevadas que más nos acercan a la fuente.
Puedes hacer un Diario de agradecimiento y escribir 10 cosas por las cuáles estás agradecida.
Presta atención en lo bueno, en lo que tienes y en lo que disfrutas, así te harás consciente de todas las bendiciones día a día.
El agradecimiento muestra seguridad, certeza que sí hay, que sí me toca y que sí merezco.
Nosotros fuimos enseñados a agradecer al recibir el favor y es exactamente al revés, debemos agradecer primero, ya que detrás de esto hay confianza y amor.
El agradecimiento es la memoria del corazón. Por ello te invito a poner tu atención en lo bueno de tu vida, en todo aquello por lo cual estás agradecida.