Según el National Heart, Lung and Blood Institute de Estados Unidos, los estudios del sueño son pruebas que miden qué tan bien se duerme y cómo responde el organismo si se tiene problemas con él. A continuación, dos de los más efectivos y que se hacen mundialmente.

1. Polisomnografía. Es el más común para diagnosticar la apnea del sueño, consiste en registrar la actividad cerebral, los movimientos de los ojos, la frecuencia cardiaca y la presión arterial, entre otros. Se realiza en un laboratorio y es el especialista quien analiza los resultados.

2. Monitor portátil. Éste es de uso casero ya que lo realiza la persona que cree tener el problema, se obtienen datos como la cantidad de oxígeno en la sangre, el movimiento del aire a través de la nariz durante la respiración y la frecuencia cardiaca. Los resultados también los analiza un médico.

Si has tenido en los últimos días problemas para conciliar el sueño, lo mejor es que te realices exámenes para saber si duermes bien, ya que si no descubres de manera oportuna algún padecimiento puedes causar graves problemas a tu salud.

Fuente: Bienestar.salud180.com