Cuando llegamos a una cierta edad, es posible que nos demos cuenta que nuestro organismo ha sufrido diversos cambios, uno de ellos y el más notorio es el aumento del peso.
Y es que engordar y envejecer van casi siempre de la mano, y más aún cuando los años empiezan a pasarte “factura” debido a los malos cuidados que le hemos dado a nuestra salud.
Es a esa edad cuando notamos que aquel pantalón que nos quedaba bastante bien en el pasado empieza a ajustarnos en ciertas partes del cuerpo como cintura y piernas.
Las razones son muchas. Una de ellas son los medicamentos, ya que de acuerdo con diversos estudios, muchos de ellos tienen compuestos químicos tales como esteroides o insulina, los cuales provocan un aumento considerable de la masa corporal.
Otro factor es el sedentarismo, un estilo de vida que genera que nuestro metabolismo sea cada vez más lento, lo cual trae como consecuencia la continua acumulación de grasas y el lento proceso para quemarlas.
Además, la poca actividad física puede causar la pérdida degenerativa de la masa muscular, conocida como sarcopenia, algo frecuente en personas de avanzada edad.
De igual forma, el estrés y la ansiedad propias de la preocupación, causa que el cuerpo tenga una menor capacidad para procesar los nutrientes, generando una mala digestión, ganas de seguir comiendo y, por ende, el aumento del peso.