Bajar de peso, cambiar de trabajo, ser una mejor persona, etc; cada día nos hacemos muchos propósitos, los cuales tienen como objetivo mejorar nuestra calidad de vida, pero, ¿cuántos de éstos realmente se cumplen?

Aquí te ofrecemos algunas estrategias para formular propósitos reales:

1. Aquello que decimos es con lo que programamos nuestro cerebro y lo que se traduce en acciones. Por ejemplo: “Propósito” tiene que ver con la intención o el ánimo de realizar o no algo. Y la intención puede ser pasajera, momentánea y sólo guiada por un deseo fugaz.

Por otro lado, el establecer objetivos en lugar de propósitos, te dará un carácter mucho más definido y concreto a aquello que queramos.

2. Hay que ser lo más específico posible. La mayoría de las veces nuestros objetivos se quedan en términos muy generales, por lo cual no podemos vislumbrar claramente cuando ya los conseguimos o no. Ejemplo: “Bajar de peso”. Es uno de los más comunes, pero de los que menos se cumplen. En contra parte puedes establecer tiempos y escribirlo en Primera persona, lo cual es muy importante, quedando de la siguiente forma: “Bajaré 2 kg durante 3 meses”.

3. Más realista, menos frustración. Es común que queramos ponernos metas u objetivos muy altos, sin embargo, cuando apenas comenzamos, éstos pueden terminar frutándonos o incluso logrando el efecto contrario al no lograrlos, como sentimientos de desesperanza y minusvalía. Por ello, es recomendable que comencemos con metas alcanzables que refuercen en su logro, la consecución de otras mucho más complicadas.

4. Prepárate con lo que tienes a la mano y realiza un presupuesto. El conseguir objetivos no tiene que ser costoso o implicar a la larga una pérdida mucho mayor. Realiza una proyección de cuánto destinarás de dinero y tiempo para tu objetivo, siendo realista.

Fuente: Salud180.com