Cuando en realidad tenemos sueños reparadores, comenzamos el día con energía, reducimos el riesgo de padecer problemas del corazón, depresión, nos mantenemos más alertas y nos ayuda a procesar más rápido la información.

1. No tomes antes de dormir

Beber alcohol puede ayudar a quedarte dormida más rápido, pero evita que entres en la etapa profunda del sueño. Una vez que el cuerpo comienza el proceso de eliminación del mismo, el alcohol se convierte en un estimulante.

Así que si quieres descansar de verdad, evita tomar esa copa de vino tinto en la noche e intenta actividades que promuevan el sueño, como una ducha caliente o una taza de té de manzanilla.

2. Respiración

Ala apnea del sueño afecta a más personas de las que te imaginas. Si la padeces, no importa cuánto duermas, nunca vas a descansar lo suficiente. Dos de los signos más comunes de la apnea son: roncar muy fuerte y despertarte por que sientes que te estás ahogando.

Si tienes alguno de estos síntomas, es importante que visites al doctor y comiences a dormir de costado con tu cabeza sobre dos o tres almohadas. Cuando descansamos en una posición así, permitimos que el oxígeno fluya de manera más eficiente hacia los pulmones.

3. Hora de ejercicio

En general, el ejercicio ayuda a mejorar la calidad del sueño, pero el momento en el que lo realizamos puede afectar nuestro horario para dormir. Hacer ejercicio en la noche puede evitar que nos vayamos a dormir temprano. Cuando la temperatura de nuestro cuerpo es alta y nuestro ritmo cardiaco es rápido, nos va a costar mucho más conciliar el sueño.

Así que te recomendamos hacer ejercicio cuatro horas antes de ir a dormir. Lo mejor sería ejercitarse en la mañana, para aprovechar ese boost de energía que tiene nuestro cuerpo.