El tipo de alimentos, tu forma de cocinar y hasta tu manera de comer pueden marcar la diferencia entre un vientre ligero y plano, a uno inflamado, con ardores y a una inadecuada metabolización de las grasas.
El secreto está en una buena digestión, la cual consiste en un proceso complejo que se produce gracias a sustancias que segregan los órganos digestivos, determinadas hormonas y el sistema nervioso.
La nutrición cumple un papel decisivo en este proceso: tanto los alimentos que se eligen como su calidad, cantidad, el modo de combinarlos y el orden en que los consumes.
Un vientre hinchado puede radicar en la acumulación de gases por malas digestiones causadas por comer muy rápido, comer y hablar a la vez, masticar poco los alimentos o por una alteración de la flora intestinal.
Recomendaciones
Evita las bebidas con gas
Disminuye el consumo de legumbres (las lentejas y la soya son las más digestivas) y añade comino e hinojo a la cocción
Mastica y come con tranquilidad
No hables mientras comes
Cuida tu flora intestinal
Evita el estreñimiento
Ingerir alimentos compatibles (no mezclar demasiados hidratos con proteínas)