Se manifiesta a través de dolores de cabeza al despertar, daños en la mandíbula, dolor de oídos, problemas en la alineación y mal estado de la dentadura.

Las causas del bruxismo son muchas, pero han aumentado en estos últimos años producidas por el modo en que las personas asimilamos y exteriorizamos la tensión; es decir, el estrés que produce la pérdida de empleo, problemas familiares y/o pareja, el trabajo sobre presión y la inseguridad ciudadana actual del país.

Si presentas malestar al intentar cerrar la boca, dolores de cabeza, marcas de dientes en la lengua y daños en la parte interior de las mejillas, mal aliento o desgaste en el esmalte son los síntomas típicos (incluso, en casos más graves, algunas piezas dentales, debilitadas, están flojas y llegan a desprenderse).

Según Mónica Espinoza, directora de la Clínica Plus Dental Care, “encontramos cada vez más pacientes que empiezan a tener este tipo de problemas por el cambio brusco de hábitos debido a la pérdida de empleo, que altera su rutina del sueño y generalmente vienen acompañados de problemas de insomnio psicofisiológico producido por la ansiedad”.

Existen dos grandes tipos de bruxismo: el céntrico, generalmente diurno, que produce menor desgaste dentario pero mayor afectación muscular; y el excéntrico, que se produce durante la noche y en el que la persona aprieta los dientes a la vez que los mueve, produciendo un gran desgaste dentario.

Se recomienda tanto el abordaje multidisciplinar como concienciar al paciente ya que “el bruxismo es más un síntoma que una enfermedad, y refleja un estado de ansiedad importante. Además del tratamiento con férula y láser terapia para aliviar el dolor, el paciente ha de ser consciente que debe cambiar sus hábitos y su estilo de vida”.