Si eres de los que cree que las buenas ideas son producto de episodios de repentina iluminación sobrenatural, te equivocas ya que una porción de la corteza cerebral es la encargada de coordinar los procesos neuronales que se producen cuando se te ‘enciende el bombillo’.

De acuerdo con Jorge Daza Barriga, neurólogo y presidente de la Asociación Colombiana de Neurología, es en el lóbulo frontal donde se gestan todas las reacciones que conllevan un proceso decisorio, que es de donde parten las ideas, pues en esa zona se producen las emociones, y expresar una idea es el resultado de decidir compartirla.

“Concretar una idea hace parte del proceso físico que provoca un estímulo neuronal. Algunas personas desarrollan habilidades, sobre las cuales no han tenido estudio previo, esto se debe a procesos genéticos que son adelantados en el cíngulo anterior, porción del cerebro en la que se llevan a cabo las funciones cognitivas de todos los seres humanos”, explicó el especialista.

No se trata de que tengamos un elevado coeficiente intelectual, o de que hayamos nacido con capacidades superiores a las de los demás, sino de que las funciones básicas de nuestro lóbulo frontal se están llevando a cabo de manera normal.

Toda idea surge de un estímulo, y este a su vez es una percepción abocada por una sensación, lo que quiere decir que entre mayor número de experiencias se tenga con respecto a un tema, así mismo será la proporción de ideas que se te ocurran para desarrollarlo.

Albert Einstein decía que para que una idea se creara, en nuestro cerebro tenían que unirse tres aspectos. El primero de ellos es el estudio, el segundo la experiencia, y el tercero la intuición, con lo que es posible deducir que ese mágico bombillo que esperamos que nos ‘sople’ una genialidad, debe conectarse a la energía de la creatividad.

Fuente: Elheraldo.co