La mayoría de la población desconoce que la presencia de lunares en su piel debe tener un control por parte de especialistas, porque podría transformarse en melanomas malignos, un tipo de cáncer de piel, por ello es necesario prevenirlo a tiempo, manifestó Ennio Barrón Nuñez, del Instituto Latinoamericano de la Piel.

“Los lunares aparecen durante los primeros años de vida y algunos son congénitos, los más conocidos son marrones en diversas tonalidades, debido a su composición de melanina, el pigmento que les da dicho color. Por ello se debe observar los cambios en los mismos, que pueden darse en cuanto a la forma, al color, a los bordes, el tamaño, etc.”, dijo.

Recomendó realizarse un control al menos una vez al año por un dermatólogo para que controle los lunares. Para Barrón, los lunares malignos (melanomas) son cánceres de piel muy agresivos y pueden causar la muerte por metástasis. Si uno sospecha que el lunar puede ser maligno debe acudir cuanto antes al dermatólogo para hacer el descarte.

“El profesional emplea su criterio clínico y ayudas tecnológicas como la dermatoscopía óptica tradicional o digital y en algunos casos puede necesitar realizar una biopsia. Cuanto más tempranamente detectemos un cáncer de piel mayores probabilidades de curación”, anotó.

Según el especialista los lunares marrones congénitos grandes (mayores de 5 cm. de diámetro) tienen una mayor probabilidad de malignizarse, y a mayor tamaño mayor es la probabilidad (alrededor de cinco de cada 100 lunares congénitos grandes se maligniza en algún momento de la vida).

“Los lunares en su mayoría son fácilmente extirpables y en la actualidad se eliminan con láser. Los más grandes son más complicados de remover y puede que necesiten una reparación plástica complicada o sean inoperables”, enfatizó.

La principal razón para la malignización de un lunar es la exposición prolongada a los rayos solares. La prevención se da con la exposición responsable a horas de baja radiación solar antes de las 10:00 horas y después de las 15:00 horas, uso de foto protectores de amplio espectro contra rayos UVA y UVB, el autoexamen periódico de nuestra piel y evaluaciones con su dermatólogo ante algún cambio.