Ahora que el calor se vuelve cada vez más insoportable en este verano, muchos que trabajan en oficinas recurren al sin saber que pueden sufrir de problemas respiratorios tanto ellos como aquellos a su alrededor, alertó la Dra. Doris La Chira, neumóloga del Portal “Salud en Casa”.

El aire acondicionado es responsable de la mayoría de las como faringitis, bronquitis, neumonías, sobre todo los resfriados nasales y las faringitis son los más frecuentes debido a las bajas temperaturas de estos equipos , sequedad del ambiente y el cambio brusco de temperatura en pacientes alérgicos quienes son los más sensibles”, advirtió.

Según la especialista, los riesgos se incrementan en las personas de la tercera edad, los niños y todas aquellas que ya tienen deterioro en su salud por algún tipo de enfermedad. “El sistema inmunológico influye mucho en el porque los virus o bacterias que viven frecuentemente en nuestro organismo que no causan enfermedad se transforman en patógenos.

En pacientes que padecen de asma o que tienen problemas bronquiales definitivamente el aire acondicionado los perjudica, complicándoles con un cuadro de bronquitis a repetición, dando lugar al riesgo de complicarse con cuadros de crisis asmática e incluso una neumonía que puede poner en riesgo sus vidas.

Para Doris La Chira, las personas que tienen que tener cuidado con el uso del aire acondicionado son aquellas que fuman en exceso, sufren de alcoholismo, laboran en deficientes condiciones de trabajo, padecen de hipertensión arterial , son diabéticos, tienen enfermedades pulmonares, hepáticas, renales e inmunocomprometidos. “Estos pacientes deben de tener un buen estilo de vida, con una óptima alimentación, cuidados y controles periódicos, e incluso deben vacunarse contra la gripe y neumonías.

El sistema de aire acondicionado debe tener mantenimiento, mediante una desinfección adecuada en forma periódica para evitar la contaminación de todo el aire que se respira en el ambiente donde está funcionando, ya que en estos lugares contaminados es donde se incrementa el desarrollo de bacterias y hongos, incrementando la posibilidad de que las personas sufran de enfermedades como neumonía u otras patologías relacionadas por la contaminación e irresponsabilidad de las autoridades que permiten el uso sin control”, agregó.

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