Durante las últimas semanas se ha empezado a cuestionar las sustancias que contienen algunos productos de consumo masivo como los , los cuales tendrían entre sus ingredientes a la , aditivo usado en los y que se dice es la causante de las úlceras estomacales y el cáncer, por lo que representantes de diversas instituciones se han manifestado.

Ante ello, el médico Elmer Huerta, manifestó: “Como muchas otras sustancias químicas e incluso aparatos como los teléfonos celulares, el impacto de esos productos sobre la salud humana es muy difícil de demostrar. Debido a su amplio uso y la ausencia de casos obvios de enfermedades relacionadas, demostrar una relación de causa a efecto es muy difícil. Por increíble que le parezca, no se ha documentado ningún caso de enfermedad en humanos relacionado a la carragenina”.

Según el experto, la carragenina es utilizada para dar viscosidad y sedosidad a diversos tipos de alimentos. Su uso ha sido autorizado por la (FDA) y la (OMS).

El uso de la se da en tres campos: alimentos, productos farmacéuticos y en otros usos industriales. Es así que la encontramos en comestibles como crema de leche en polvo, flanes, pudines, rellenos de tortas, leches chocolatadas, jarabes de chocolate, helados, queso cremoso, leche evaporada, fórmulas para bebés, yogurt, gelatinas, jugos de frutas, comidas para mascotas, pescados enlatados, pizzas, mermeladas y cerveza.

Asimismo, se debe resaltar que desde los años sesenta se manifestado algunos efectos negativos de la carragenina en experimentos en animales y células humanas aisladas. Estos daños se centraron en dos áreas: su capacidad inflamatoria y efecto cancerígeno en el intestino de diversos animales, especialmente ratas y ratones.

Por ello y para evitar cualquier confusión entre los consumidores, el Dr. Huerta señala que lo más prudente es que los fabricantes coloquen claramente en las etiquetas si sus productos tienen o no carragenina (listado también como E-407) y que sean ellos quienes decidan si quieren o no comprar ese producto.

Cabe destacar que en el 2008, se hizo un pedido a la FDA para que se prohíba su uso, pero la petición que fue desestimada en junio del 2012, aduciendo falta de solidez científica en los estudios presentados.