El documento “World Energy Outlook”, presentado en Londres, “evidenció que Asia y África son las regiones con mayor tasa de mortalidad por polución y que este problema se ha convertido en el cuarto factor de riesgo para la salud humana, por detrás de la presión sanguínea, la mala alimentación y el hábito de fumar”.
De la cifra total, 3,5 millones de defunciones están ligadas al uso de biomasa para cocinar y queroseno para iluminar los hogares en zonas pobres, mientras que 3 millones responden a la respiración con aire contaminado, sobre todo en grandes ciudades.
La IEA avisó de que, si no se actúa con inmediatez, las muertes prematuras por contacto directo con la polución del aire aumentarán hasta 4,5 millones en 2040, en su mayoría en países en desarrollo del continente asiático.
La investigación subrayó que la mayoría de las poluciones provienen del sector energético, en concreto de la quema de combustibles en fábricas, coches, centrales eléctricas y en cocinas particulares.
El informe recoge que “los altos niveles de polución en China desafían la salud pública”, dado que causan hasta 2,2 millones de muertes prematuras y reducen en 25 meses la esperanza de vida.
En el otro lado de la balanza, la UE se posiciona como una de las zonas que ha “tomado pasos importantes para mejorar la calidad del aire”, si bien en 2015 se produjeron 340.000 muertes debido a la polución y la esperanza de vida se redujo en seis meses.
Entre las medidas que puso sobre la mesa esta organización se encuentra reducir las emisiones contaminantes por medio de tecnologías de control, sustituir combustibles por energías renovables, abaratar los costes de reducción y asegurar una aplicación efectiva de estas acciones.
Una menor emisión de polución significaría una atmósfera liberada de dióxido de carbono (uno de los gases de efecto invernadero) y un arma contra el calentamiento global, una de las principales batallas de la política internacional, en la que Birol calificó a la UE como una “gran luchadora”.
Fuente: EFE
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