El es un tipo de poco común que se origina en las células óseas que son responsables de generar huesos nuevos y que se presenta mayormente en niños y adolescentes.

Este mal consiste en la destrucción del tejido óseo de cualquier parte del cuerpo, aunque usualmente ataca al fémur, la tibia y el húmero en una zona denominada metáfisis la cual une el centro del hueso con sus extremos.

“Es importante estar atentos a ciertos síntomas inusuales que pueden indicar la presencia de osteosarcoma, por ejemplo, dolor y dificultad para mover las articulaciones, aumento del tamaño de una parte del hueso y fracturas ocasionadas por golpes pequeños”, aseguró la doctora Liliana Vásquez, oncóloga pediatra del Hospital Rebagliati.

Factores de riesgo y detección

Mayormente los casos de osteosarcoma se presentan de manera espontánea y sin causas aparentes, pero diversas investigaciones afirman que la exposición a radiación puede ser una de ellas. Asimismo, existen causas genéticas.

Síntomas

  • Dolor

  • Inflamación

  • Pérdida de movilidad

Asimismo, se debe tener en cuenta que al presentar cualquiera de esas señales, se debe acudir con un médico, el cual solicitará que se realice una radiografía del hueso, biopsia, análisis de sangre (LDH, fosfatasa alcalina); prueba de imagen, como una resonancia magnética o tomografía computarizada del área y de tórax; y una exploración PET para comprobar si hay cáncer óseo en otras partes del cuerpo.

“Estas técnicas radiológicas permitirán conocer la extensión del cáncer y elegir el tratamiento adecuado”, indicó la doctora Liliana Vásquez.

Finalmente, se debe tener presente que el osteosarcoma suele extenderse a los pulmones, por lo que cuando es detectado, los médicos tendrán que realizar estudios para descartar metástasis (cuando el cáncer aparece en otras partes) y así elegir el tratamiento adecuado.

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