Todos los seres humanos, en alguna etapa de su vida, han experimentado el deseo de castigar a un individuo, que bajo su percepción les ha causado daño. A esta se le conoce como “el dulce placer de la venganza, pero, ¿qué tan gratificante es?

Un estudio realizado por la University College de Londres y dirigido por la neurobióloga, Tania Singer, señala que la venganza está ligada a la satisfacción y al apetito.

En este estudio se halló que la zona del cerebro en que se produce la alegría, el estriado dorsal, se activa cuando una persona reprende a otra por haber cometido una falta. La satisfacción de esta acción incrementa si la persona, efectúa por su propia mano la venganza.

La venganza es una emoción que puede gratificar, pero también perjudicar. Ya que puede generar acciones que dañe tanto a la persona que la inspiro como a la que la siente.

Fuente: Salud180.com