Muchas veces en el trabajo nos encontramos con mucha presión queremos comer algo para bajar nuestra ansiedad, o simplemente “no hay mucho trabajo” y tenemos tanto tiempo libre que queremos comer algo.

Existen alimentos que incrementan nuestra ansiedad y de manera indirecta nos estimulan a querer comer o picar, cualquier cosa es válida porque lo importante es mantener la boca ocupada.

El café, los azucares refinados, el tabaco entre los más representativos, la disminución en su consumo ayuda a tener menos “hambre” en esos momentos, pero a veces es más difícil porque su consumo también está ligado directamente a la presión laboral, es decir es un circulo de nunca acabar.

Si no podemos quitarnos aquellos elementos generadores de ansiedad pues busquemos recetas fáciles y que no paguen factura al final de la semana cuando la ropa que nos gusta nos quede cada vez más ajustada.

Tomar un desayuno con algo de fibra ayudará a no tener hambre por más tiempo, fibra puede ser de los jugos sin licuar o agregándole salvado o semillas de linaza al mismo jugo, o comer panes integrales en lugar de blancos.

Y en el trabajo consume agua, el cual no solo nos puede mantener llenos sino además a limpiar nuestro organismo. Entre comidas una fruta no cae mal, elijamos aquellas de fácil manipulación como la manzana, el durazno o la pera, los dos primeros tienen la peculiaridad de ser duros y por lo tanto hacen que el estomago trabaje.

El comer barras de cereal también ayuda siempre y cuando lo acompañemos con un líquido para que dé sensación de llenura. Es importante no esperar a que nos de hambre y adelantarnos, es decir “comer antes de”, para lo cual se recomienda comer pequeñas cantidades cada 1-2 horas pero siempre acompañado de líquidos (busquemos los de dieta para bajar las calorías).

Fuente: Yácomo Casas