Cuando estamos a punto de cocinar, uno de los ingredientes casi infaltable en la mayoría de los platos es el pollo. Y claro está, que antes de añadirlo a la olla debe pasar por el lavadero para limpiarlo bien. Sin embargo, esta práctica cotidiana estaría poniendo en riesgo nuestra salud.

La Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido (Food Standards Agency, FSA) ha advertido que existe la bacteria campylobacter que se extiende a través de las manos, la ropa y equipamiento de cocina al salpicar agua. De esta manera, ha llegado a infectar a más de 280 mil personas en el Reino Unido.

Pero, ¿qué daños provoca a la salud? Pues, esta bacteria es capaz de desencadenar fiebre, dolor abdominal, diarrea, vómitos y en sus casos más graves, síndrome del intestino irritable, síndrome de Guillain-Barré (una grave enfermedad del sistema nervioso) e incluso la muerte.

Entonces, ¿cómo podemos lograr que el pollo no contenga bacterias? La FSA indica que con solo notar que el pollo tenga la carne bien blanca y el jugo sea de color claro, es suficiente para combatir las bacterias.