La dieta de control hormonal apunta a manejar la curva de la insulina y el glucagón, hormonas antagonistas relacionadas con el nivel de glucosa en la sangre.

Cuando comes demasiado o abusas de los carbohidratos, la insulina se dispara y comienza una cadena de acciones desafortunadas: se rompe músculo, se acumula grasa.

En cambio, al comer proteínas, se estimula la hormona antagonista, el glucagón, que se libera cuando los niveles de glucosa están bajos y utiliza la grasa acumulada para elevarlos.

Esta dieta implica tres acciones que deberás seguir durante el día para que obtengas sus beneficios:

1- Comer 5 veces al día, cada 4 horas. Tres comidas fuertes y dos colaciones: tanto el ayuno como los atracones, disparan estas hormonas, lo que puede ocasionar problemas de salud como resistencia a la insulina, depresión y obesidad.

2- La fórmula alimentaría. La proporción ideal es ingerir en las 3 comidas principales 40% de carbohidratos, 30% de proteínas y 30% de grasas.

Los carbohidratos permitidos son frutas y verduras porque son de absorción lenta, lo que evita que la insulina se dispare. Los carbohidratos prohibidos son el pan, las masas y el arroz.

Las mejores proteínas son el pollo, pavo, cortes magros de vacuno, pescado, quesillo o queso crema descremado, queso fresco, y clara de huevo. Las grasas que ayudan son las mono insaturadas, vegetales como las aceitunas, el aceite de oliva, y los frutos secos como almendras, nueces y cacahuates.

3- Hacer 30 minutos de ejercicio: ayuda a la metabolización de la glucosa, con ello disminuye la cantidad de insulina que debe ser secretada, lo cual estimula a que el cuerpo queme grasa.