Tener buenos hábitos alimenticios no sólo significa llevar una dieta balanceada. Lo importante es que estés consciente que mediante unas buenas prácticas de nutrición, todos los órganos de nuestro cuerpo funcionan eficientemente, tenemos más energía a lo largo del día; físicamente nos vemos mejor, podemos prevenir y evitar un sinnúmero de enfermedades.

1. Masticar despacio : Es muy común que al comer rápidamente, se mastique mal. Esto nos impide disfrutar del sabor de la comida y, lo que es peor, nos genera una serie de problemas en el aparato digestivo.

Una buena masticación evita que nuestro estómago e intestino trabajen horas extras y que tengamos una sensación de pesadez.

2. Beber agua, pero no durante las comidas : Los médicos recomiendan, por lo menos, beber agua de media hora a una hora antes de comer y después de la comida. Nunca durante la ingesta de alimentos. Si se tiene mucha sed, debemos tomar sólo lo indispensable para quitarla y, desde luego, no beber refrescos gaseosos durante la comida.

3. Limitar el consumo de azúcares, grasas y alcohol al 10% de lo ingerido en un día: Un buen hábito alimenticio es consumir más carnes bajas en grasa (pollo, pescado), cocinar con menos aceite (como el de origen vegetal), limitar los postres como chocolates, helados, o pasteles.

4. Consumir fruta y verduras : Su consumo está relacionado con la disminución de riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, además mejora la presión arterial.

5. Consumir proteínas en cantidades moderadas (20%): Limitar las raciones de carne a 150 a 200 gramos.

Si a esto le añades, la reducción de alimentos procesados y te formas como hábito leer las etiquetas y la información nutricional de cada producto que adquieras, mejorarás la elección de tus alimentos y en consecuencia, te verás y te sentirás mejor. Todo es cuestión de que te decidas y seas contante. ¡Tu salud lo vale!