¿Qué nos hace comer demasiado? Según un estudio que publica Nature Communications, la culpa la tienen nuestras propias células de la médula ósea.
De acuerdo con el estudio, éstas, que producen BDNF y que afectan nuestra regulación de alimentos, pueden viajar al hipotálamo, un área del cerebro, y allí “modular” nuestro apetito.
“Ya sabíamos que los glóbulos rojos producen el factor en cuestión, pero no por qué se produce”, explica el doctor Lawrence Chan, del Colegio Baylor de Medicina, de Estados unidos.
En colaboración con el equipo de Hiroshi Urabe y Hideto Kojima, de la Universidad de Shiga, Japón, los investigadores analizaron el factor BDNF en los cerebros de ratones durante 24 horas. Para su sorpresa, los expertos vieron que las células producían el factor BDNF en una zona del hipotálamo, una variante diferente del factor.
Cuando inactivaron la capacidad de producir las células que producen el factor BDNF en un grupo de ratones. Éstos se volvieron insaciables, se convirtieron en obesos y resistentes a la insulina. Y, cuando mediante un trasplante de médula se les restauró la función, normalizaron su apetito.
En conjunto, estos resultados nos muestran un nuevo mecanismo a través del cual las células de la médula ósea controlan la alimentación por vía del factor BDNF y, lo más relevante, una nueva vía para tratar la obesidad, una epidemia en los países más ricos.
Fuente: ABC.es