Un anticuerpo monoclonal se ha mostrado capaz de reducir en un 53% el riesgo de empeoramiento o muerte de los enfermos de un respecto al tratamiento estándar e incluso ha presentado mayor eficacia en la prevención de metástasis cerebral.

Los resultados de un estudio global en fase III fueron presentados hoy en la última jornada de la Reunión Anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), donde se dieron cita más de 30.000 expertos de todo el mundo.

Este ensayo se realizó sobre pacientes con cáncer de pulmón no microcítico con traslocación del gen ALK que representa entre el 2 % y el 4 % de todos los casos, que previamente habían sido tratados con crizotinib, el primer medicamento destinado específicamente para este tumor.

Comparado con este, alectinib (de Roche) redujo el riesgo de progresión o muerte por cáncer en un 53 % y extendió la media de supervivencia libre de progresión en unos 15 meses, al pasar de los 10,4 meses del otro anticuerpo a 25,7 meses.

Es decir, se previenen una de cada dos progresiones de la enfermedad, resumió a un grupo de periodistas el doctor Luis Paz Ares, jefe del Servicio de Oncología del Hospital 12 de Octubre de Madrid.

Se trata de un tipo de tumor que se desarrolla principalmente en no fumadores o poco fumadores, y que tiene un mejor pronóstico que otros tumores de pulmón.

Otra particularidad es que muestra una “especial avidez con el sistema nervioso central”: aproximadamente un 50 % de los pacientes desarrolla metástasis cerebral, casi un 30 % al principio de la enfermedad y más la mitad a lo largo del proceso.

Pero el nuevo tratamiento se mostró más eficaz en la prevención de metástasis cerebrales porque puede penetrar mejor en el cerebro, de forma que a los 12 meses, la incidencia de aquellas fue mucho menor con alectinib que con el otro inhibidor (9 % frente al 41 %).

También los efectos secundarios graves fueron menos frecuentes, y aparecieron en el 41 % de los pacientes frente al 50 % del tratamiento estándar.

Los más comunes de alectinib fueron fatiga, estreñimiento, dolores musculares e hinchazón, mientras que crizotinib causaba problemas gastrointestinales y alteraciones en las enzimas hepáticas.

El siguiente paso para los investigadores será hacer un seguimiento a los pacientes para ver si los tratados con alectinib viven más tiempo; mientras tanto, varios ensayos clínicos en curso están comparando otros inhibidores de ALK de próxima generación con crizotinib en primera línea.

Otro de los avances en cáncer de pulmón llevados a Chicago estos días fue un estudio que constató la eficacia de una estrategia terapéutica para los enfermos del tipo más frecuente de cáncer de pulmón tras la progresión de su enfermedad, consistente en continuar un tratamiento con el anticuerpo monoclonal Atezolizumab después del empeoramiento, que mejoró incluso su tasa de supervivencia global.

Así, permitió a la mitad de los pacientes tener “algún beneficio o al menos no tener toxicidades al continuar con atezolizumab después de la progresión”, afirmó Santiago Ponce, coordinador de la unidad de tumores torácicos del Hospital del 12 de Octubre de Madrid y miembro de la Unidad de Cáncer de Pulmón del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

En concreto, los pacientes que recibieron este inhibidor de la proteína PD-L1, que contribuye a ocultar las células cancerosas del sistema inmune, y que continuaron con el tratamiento tras el avance de la enfermedad, lograron un beneficio clínico prolongado, obteniendo una tasa de supervivencia global de 12,7 meses frente a los 8,8 meses de otros tratamientos.

Fuente: EFE