Es un excelente complemento en las ensaladas, y suele acompañar mezclas que contienen queso feta, endivias o gambas.

En cuanto a la carne que mejor combina con la menta, en diferentes partes del mundo se apuesta por la ternera y el cordero, aunque también por el pollo, tal y como suele cocinarse en platos como el tajine; a la hora de usar la menta en un plato de pescado, el salmón suele ser el más habitual.

Algunas ideas curiosas con las que mezclar la menta son los pimientos rellenos, alguna modalidad de pan relleno con faláfel, o mezclarla con otras frutas como ahora mango, naranja, piña o fresas.

En sopas suelen ser sus complementos ideales el espárrago y los guisantes y en caso de usarla para una salsa, suele hacer buenas migas con el limón o mezclada con humus. Otros platos más elaborados como el cuscús y el tabulé pueden contener menta.

En los postres, el chocolate es el gran aliado de la menta, aunque también las frutas como la frambuesa y el melón. Muchas tartas, como la de chocolate con nuez u otras inspiradas en el ‘after eight inglés’ encuentran en la menta un componente muy especial con el que no hacer tan pesado el postre, ya que la menta, según la cantidad que se use, puede dar frescor a un plato.

Sin embargo, es muy usada también en helados o sorbetes, tanto para cocinarlos como para decorarlos y nunca se olvida en el té.