Como cada año, la cerveza tiene su fiesta y el mundo la celebra. El Oktoberfest, la meca a la que todo cervecero anhela llegar, y que recibe millones de visitantes durante los 16 días de duración, se remonta a las nupcias del que más tarde sería el rey Luis I de Baviera con Therese von Sachsen-Hildburghausen, el 12 de octubre de 1810.

Desde entonces, Munich se viste de diversión incontrolable, y abarrota el Theresienwiese (Prado de Teresa), no solo de visitantes, sino de alegría, música, cómoda y tradición. Este año, estuvimos ahí mismo, en la carpa de Lowenbrau – cerveza en mano – y fuimos testigos de la fiesta más popular de Alemania que tiene ecos en distintas partes del mundo, inclusive en nuestro país.

Desde las 09:00 hrs. litros y litros de cerveza desfilan en impresionantes chopps, servidos por bellas alemanas en traje tradicional, que no les niegan una sonrisa a los visitantes que se quedan encandilados con la belleza teutona. La comida es infaltable, siendo el plato de bandera del festival: el pollo a la brasa, sí, así cómo lo lees.

Casi catorce horas continúas de fiesta al día no detiene a los participantes del Oktoberfest, que continúan la fiesta en calles, bares y discotecas, siempre con la policía custodiando que la efervescencia cervecera no provoque desmanes. El día de mañana se cierra esta edición 2014 del Oktoberfest y no dejaremos de contarte todos los detalles. Prost.

Por: Daniel León, enviado especial de Peru.com a Alemania (@_sie7e_)