Pero, ¿qué hay de cierto y qué hay de mito?

Las bebidas de cola han sido las más afectadas por tales mitos, siendo algunos de los más famosos la desintegración de un filete al ser introducido en un vaso de cola, la “aceleración” que te da al mezclar esta bebida con una aspirina o que son una buena opción a usar como espermicida. Todo mentira.

Hay una leyenda urbana que asegura que el consumo de bebidas con gas conduce a la obesidad. En primer lugar, hay que saber diferenciar gas de azúcar. Las bebidas que contengan mucho azúcar, obviamente no son una opción saludable para consumir diariamente, por lo que existen las bebidas lights que sustituyen el azúcar por otros edulcorantes. Estudios científicos han demostrado que la sustitución del azúcar por edulcorantes no calóricos, como el aspartamo, debidamente testados y aprobados, no producen en ningún caso un aumento de peso.

Por otro lado, está más que comprobado que el gas no aporta calorías. Si no quieres engordar o estás tratando de perder peso, la versión light de estas bebidas se pueden consumir sin temor alguno ya que al sustituir el azúcar por edulcorante se pueden reducir las calorías casi el 100%.

La descalificación ósea que supuestamente producen las bebidas con gas, es un mito totalmente incierto. Esta teoría está basada en una falsa creencia de que el gas hace que la sangre se vuelva más ácida y provoque la desaparición gradual de la masa ósea. En realidad, lo que ocurre en la ingesta de bebidas con gas es la fijación del dióxido de carbono por los glóbulos rojos que, siendo transportado a los pulmones, es cambiado por oxigeno.

Los expertos recomiendan llevar una dieta equilibrada, realizar actividad física y cumplir las ocho horas de sueño. Si todo esto se lleva a cabo no hay problema alguno por consumir varias bebidas con gas a la semana.

Fuente: Tutrago.com