Santiago Stelley, es un fotógrafo que empezó su carrera a los diez años, cuando la tienda de artículos que tenía su padre fue derrumbada y él le regalo una cámara que no había vendido y una bolsa llena de rollos.

Además, ese día inicio su afición por tomar fotos de autos chocados. Cuando había un accidente en la ciudad, la policía remolcaba los autos a la estación de policía en el centro. Entonces, él iba hacia allá para tomarles fotos.

Un año después, su papá abrió un restaurante y los policías de la zona iban a comer ahí todos los días. Conoció a muchos ellos, los cuales solían llevarlo a la estación para tomar fotos de las personas a las que habían arrestado, y de los cadáveres que recogían.

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Santiago comenta: “Recuerdo que un día, cuando tenía 11 años, fui a la estación y acababan de llevar a un tipo que había sido decapitado en las vías del metro. Alguien había amarrado su cuello y la llanta del metro le pasó encima. Era la primera vez que veía un cadáver de cerca. Le tomé una foto con su cabeza en sus manos.”

Él ha admitido que quería ser periodista y cubrir los crímenes, le gustaba recolectar las historias que salían en las noticias de todo el mundo. Las recortaba del periódico y las pegaba en un álbum que tenía.

Un día, hubo un choque junto al restaurante de su papá. Salió corriendo a tomar fotos y conoció a un fotógrafo de un periódico de su país que lo invitó a trabajar como su asistente en el periódico. Así obtuvo su primer trabajo.

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Solía tomar fotos por toda la ciudad y el periódico usaba sus imágenes. Cuando cumplió 14 años, trabajaba de forma remunerada en otro periódico importante y en diversas revistas de su país.

En aquellos tiempos la policía y los bomberos te ayudaban, no como ahora. En aquellos tiempos te dejaban subirte a sus camiones, te dejaban entrar a la escena del crimen. Ahora no te dejan ni acercarte porque no quieren que la gente sepa lo que está pasando en México.

Cabe destacar que Santiago ha trabajado como fotógrafo durante 50 años. Empezó a los 10 años y se retiró a los 59 años.

Fuente: vice.com

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